martes

Día 24?

¡Hola hola, amantes de lo desconocido y lo malo por desconocer! Cuánto tiempo sin actualizar, parece que fue el año pasado cuando escribí aquí por última vez.
La verdad es que echaba esto de menos pero ya sabéis... uno va madurando, tiene unas responsabilidades, obligaciones, proyectos de futuro... las prioridades cambiaJAJAJA ¡qué va! menuda puta mentira, lo que pasa es que no me apetecía actualizar y punto.

Bueno, vamos al lío. Hoy vengo a hablaros de historias románticas.

 Romeo informando a Julieta sobre su progresión con las sentadillas

No no no ¿pero qué mierda es esta? no vamos a hablar de dramas clásicos. El amor puro no existe queridos amigos y amigas, es algo imaginario como los duendes, o los esquimales.

Hablemos de algo más actual:

Campaña para informar de las secuelas que puede provocar en la piel estar mucho tiempo dentro del agua

Jajaja hablo de romances actuales y os pongo la foto de esta gente, que entre los dos deben sumar 300 años. Vaya paradoja ¿eh? Una historia de hoy en día pero con gente octogenaria. Menuda historia más bonita... ¡Menuda historia de mierda!

Pero tampoco iba a hablar sobre esta clase de romances. Cuando parece que voy a hablar sobre el tema principal, resulta que me saco otra historia de la manga. ¡Hale Hop! Nada es lo que parece. Como un tema matrioska. La princesa falsa de Super Mario. Inception. El Oscar a DiCaprio.

Pero no os haré esperar más, precisamente a esto es a lo que me refiero:

 Un autobús . El escenario perfecto para los mejores historias románticas del mundo

Pero qué puta broma es esta, pensaréis.
¿Después de toda la morralla que os he metido os hablo de autobuses?

Pues sí, queridos lectores. Pero igual que os hablo de un autobús, os hablo de cualquier transporte urbano ya que es -a día de hoy- el mejor terreno para vivir historias que podréis recordar siempre, para luego contárselas a vuestros amigos, a vuestros nietos, a gente random que paréis por la calle de buenas, o con un arma blanca. En definitiva a quien sea.

Vayáis sentados o de pie, seais mujeres u hombres o viceversa, apartad la vista de vuestro móvil un segundo y dedicaros a mirar a la gente. Viviréis momentos mágicos donde las miradas fugaces son las protagonistas. Independientemente del tipo de persona con la que crucéis la mirada, siempre tendrá el mismo patrón. El de una mente perturbada la inocencia. 


 Obviamente y por razones de seguridad, el tema de intercambiar miradas no se puede aplicar a los conductores del transporte urbano.

La otra parte de este fantástico ritual son las caras de póker que se ponen luego, como si el botón de parada o el marco de la ventanilla fuese lo más interesante que hemos visto en toda nuestra vida. No hay que avergonzarse de ello, es algo fundamental para que todo quede completo.

Retrato robot de cualquier persona que haya sido víctima de las miraditas de autobús

Por ello un grupo de patéticos cobardes fantásticos visionarios, creó esta página, por si viste a la persona de tu vida pero no tuviste el valor para decirle que lo era.

Y es que por muchas miradas que haya, por muchos amagos de sonrisa y caras de complicidad, nadie o muy poca gente tendrá el valor de levantarse para hablar con la otra persona.

Pero eso, amigos míos, es lo mejor de esta historia.