lunes

Día 23?

Hoy vengo a hablaros de un tema digno de las mejores obras de novela negra. Algo tan sumamente sobrenatural, como excepcional y misterioso. Quiero hablaros del olor que hay en los ascensores. De uno en particular. El de la laca del pelo.


<- El arma del delito

Ayer llegué a mi casa como siempre, me puse el pijama como siempre y leí una nota que había encima de mi cama, como nunca. La nota decía que bajase la basura.

Bueno, el caso es que entré al susodicho ascensor y al momento me invadió un aroma que en un principio califiqué de asqueroso vomitivo desagradable.

Bien, ahora os pongo en la tesitura de alguien que está en un sitio cerrado y empiezan a gasearle. Algo que a unos os recordará automáticamente a los prisioneros de guerra en la época nazi, y a otros quizás la zona de fumadores de cualquier bar de barrio. Cualquier bar de barrio nazi.













Típico bar nazi que se puede ver en cualquier barrio.


Sea como sea ahí estaba yo, contando los pisos del 5 donde vivo, hasta el ansiado 1 que era donde se encontraba la libertad. Una libertad libre de dióxido de carbono y otros gases totalmente nocivos.

[5]
En este piso se encuentra el típico momento donde entras y antes de que se cierre la puerta del ascensor ya notas algo raro. Algo que normalmente no está ahí y que presientes a los pocos segundos. Como cuando llegas a tu habitación después de clase y notas que tu habitación huele a limpio, ya sabes que ha entrado tu madre.

[4]
Aquí aun tienes plenas facultades. Sabes dónde estás y lo que está pasando. Pero cada vez es más y más difícil respirar. De momento reconoces ese olor. Si... Es... Laca! Joder, otra vez la abuela del tercero ha vuelto a salir con sus amigas.














Una genuina'Party Hard'

[3]
Ya has reconocido el olor, pero te das cuenta que no sirve de nada saber eso. El tiempo se ralentiza y el número se ha quedado fijo en el 3. Para intentar ocupar tu mente y no perder la consciencia intentas pensar en otras cosas.

[2]
Ya queda menos, tu mente casi ha desconectado y no piensas más que en cosas banales (que si has cerrado la puerta con llave, que si le has puesto comida al perro, que si le has dado las llaves de comer al perro, que no si en realidad tenias perro...). Y de repente, pling!

[1]
Te tiras fuera como puedes, de golpe y totalmente blanco. hincando las rodillas en el suelo empiezas a pegar bocanadas de aire a lo bestia. Como si te fuese la vida en ello (literalmente). Sólo piensas en sobrevivir, eso es lo más importante.

Poco a poco recuperas el color y la sangre vuelve otra vez a tu cerebro. Reparas en que media comunidad de vecinos entre los que aguardaban el ascensor y curiosos que se asomaron al oír aquella respiración infrahumana están a tu lado, mirándote fijamente.

Poco a poco te levantas del suelo, impasible. Los miras uno por uno. Hay tanto silencio que oyes la sangre bombear en tus oídos, y sólo se te ocurre decir:


La laca es la lacra de esta sociedad.


<- Imagen aproximada de lo que pasará a continuación

Dicho esto sales del edificio entre los aplausos y vítores de toda tu comunidad de vecinos, entre ellos tus padres llorando emocionados, sabiendo que han hecho un gran trabajo contigo, inculcándote unos valores que te llevarán a lo más alto... O a lo más bajo, depende del botón que tiques en el ascensor.